"No estamos tranquilos"

Lamela sintetizó el sentimiento de los jugadores tras otra semana convulsionada. El plantel, en Ezeiza, cerró filas para mostrar unidad.

Como la unión hace la fuerza, en River empezaron a transitar ese camino después de varios días de cruces, discusiones y distanciamientos.

Eso que primero había pedido Jota Jota López, casi al mismo tiempo que uno de sus ayudantes renunciaba al cuerpo técnico. Eso que después había arengado Almeyda. Eso, cerrar filas en torno al todos unidos triunfaremos, es lo que se busca desde que dieron vuelta la página del affaire Carrizo-Fillol.

La presencia del vicepresidente Diego Turnes en Ezeiza como una muestra de apoyo para el DT y los jugadores fue en esa dirección. Porque un día de paz en tiempos de tormenta no viene nada mal y menos aún, en el aniversario 110 del club. Sin embargo, a la distancia, el que mejor describió el momento fue Erik Lamela: “No estamos tranquilos”, sintetizó con la precisión de una asistencia quien jugará en Bahía gracias al artículo 225.

La semana del cumpleaños, que ya venía calentita en la previa por el arbitraje de Loustau en el superclásico y la pelea de Passarella con Grondona, arrancó de manera catastrófica con el gol en contra de Carrizo ante San Lorenzo y con el equipo en zona de Promoción. Para colmo, Fillol sumó otro foco de conflicto al pegar un portazo en un momento inoportuno. Si bien el Pato se sintió legítimamente “dolido y humillado”, su actitud no hizo más que sumar asperezas cuando el escenario demandaba lo contrario.

El primer mensaje de calma llegó desde la dirigencia, anunciando que se tomarían diez días para decidir si Fillol volverá a trabajar en las Inferiores o tendrá que irse del club. En el plantel, puertas adentro, los jugadores intentaron abrir un nuevo capítulo. Porque “lo único que importa es que el domingo tenemos que ganarle a Olimpo”, dicen.

La visita de Turnes fue como una palmadita en la espalda. Si bien el vice no habló formalmente con el grupo y percibió el compromiso del plantel en la armonía de ese trabajo bajo la lluvia, el apoyo es siempre bien recibido. Con JJ sí charló unos cuantos minutos y el DT le transmitió su tranquilidad habitual.

Como si fuera un mensaje o un reflejo de la mañana que vivió el plantel, a minutos del mediodía el cielo se abrió, desaparecieron los nubarrones negros y se asomó el sol. No puede decirse que fue un cumpleaños feliz, porque el presente no lo permite, como reconoció Lamela desde el Chaco. Pero al menos hubo paz durante 24 horas seguidas.

Fuente : Ole