Narváez dio otra clase con todo su repertorio ante Seda

Me costó dos o tres rounds, pero después la pelea fue toda mía. Acá está el campeón”, dijo el chubutense.


Se perpetúa en el poder. A Omar Andrés Narváez (34-0-2, 19ko) no hay con qué darle. Hace 8 años y 9 meses que forjó una monarquía absoluta, inmune a la erosión del tiempo, de los rivales y de los golpes, claro. Anoche, su víctima fue el portorriqueño César Seda (20-1-0, 15ko). Aquí, en el Osvaldo Casanova de Estudiantes, ante el fervor de más de 4 mil personas, el Enano achicó a su rival. Lo venció con claridad por puntos en fallo unánime y retuvo así por segunda vez el título mundial supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).

¿Las tarjetas? Levi Martínez (EE.UU.): 117-110; Donald Trella (EE.UU.): 115-112; y Luis Doffi (Argentina): 117-110. Para Clarín , el fallo fue para Narváez por 116-112.

“Fue un rival digno, muy duro. Me complicó porque es largo y fuerte. Me costó dos o tres rounds, pero después la pelea fue toda mía. Acá está el campeón ”, dijo Narváez, sobre el final, mientras se acomodaba el cetro en su cintura.

Con un boxeo cerebral, tiempista y exquisito, Narváez superó a Seda. Lo estudió, lo atacó y luego dio cátedra. El retador era un rival difícil por zurdo, por largo y por potente. En ese duelo zurdos, el chubutense dibujó efectivas combinaciones -gancho de derecha a la zona hepática y zurda a fondo- que diezmaron al boricua, que venía como número 1 del ranking.

Narváez arrancó de menor a mayor, perdió el primer round, pero se metía por adentro y por abajo y con el golpe voleado de zurda llegaba bien. Seda demostró ser un gran boxeador, hacía valer su largo alcance (1,68cm), y pegaba bien en retroceso. Narváez, sin embargo, pronto se acomodó en el segundo y en el tercer round. Y ya en el cuarto asalto, el campeón sacó a relucir su más amplio repertorio.

Seda no se achicaba e intentaba elaborar en el ataque. Su velocidad sorprendió, es cierto. Su jab de mano derecha repiqueteaba sobre la humanidad del argentino, pero el boricua se descuidó, pegó su cuarto golpe bajo y el árbitro Raúl Caíz Jr. le descontó un punto (debió descontárselo antes).

De ahí en más, en el sexto, Narváez salió a quemar las naves. Metió un cross de zurda, una serie de combinaciones que hicieron recular a un retador casi ahogado ante tanta precisión y ritmo que imponía el monarca. Al cabo, Narváez le tomó el pulso a la pelea y empezó a dominar con su boxeo cerebral.

Seda, de 25 años, 10 menos en el lomo que Narváez, se plantó igual. Perdió en el sexto y séptimo. No obstante, en el octavo y noveno, Narváez se tomó un respiro. Cambió el aire en el décimo. Y ese oxigeno se tradujo rápido en una andanada de golpes. Iba ganando cómodo en las tarjetas Narváez. Seda, que a esa altura ya era un retador digno, se fue diluyendo como agua entre los dedos.

Narváez, mientras, hacía de las suyas. Este artista del ring, pegaba y salía, hacía de su boxeo el arte de pegar y no dejarse pegar. En los últimos dos asaltos, los esquives y la cintura prodigiosa de Narváez exasperaron a Seda, quien le pegó un cabezazo al argentino, que culminó con un corte pequeño en la comisura del ojo izquierdo. Poco le importó. Narváez terminó a lo grande, eludiendo zapallazos.

Y con los brazos bien en alto.

Antes, en el semifondo, Néstor Daniel Narváez (16-0-2, 7ko) le ganó al ecuatoriano Luis Singo (14-2-2, 5ko) y atrapó el cetro interino latino mosca del CMB. Los guarismos: 100-89; 99-90 y 99-90.

Ayer, la historia fue presente. Narváez se niega a ceder el poder. Se sentó en el trono en julio de 2002 tras vencer a Adonis Rivas en la reinauguración del Luna Park. Hizo 16 defensas en mosca y 2 en supermosca. Y va por más. Su poesía tiene ritmo. Su boxeo, métrica. Y sus golpes, siempre, ponen la música.

Fuente: Clarin deportes.