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La conspiración de los árbitros, al desnudo en una tabla de Excel
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La conspiración de los árbitros, al desnudo en una tabla de Excel
El autor de "Scorecasting", un nuevo libro de economía del deporte publicado en marzo en EE.UU., contó a Clarín que los nuevos descubrimientos en esa área están siendo utilizados por apostadores profesionales e inclusive por entrenadores.
Los economistas no saben si las regulaciones bancarias podrán evitar una nueva megacrisis financiera, si la política monetaria sigue teniendo la validez de antaño o si la teoría de los fractales hirió de muerte a los pronósticos macroeconómicos. Pero hay algo que pueden afirmar con total seguridad: la culpa, como se suponía, es del árbitro.
La conclusión surge de "Scorecasting", un nuevo libro de economía del deporte publicado el mes pasado en los Estados Unidos, y que la crítica saludó como un "Freaknomics en clave deportiva". Los autores copiaron la estructura del best seller de economía extraña: un académico fanático de las estadísticas deportivas, Tobías Moskowitz; asociado a Jon Wertheim, periodista de Sports Illustrated.
"El deporte es una industria que mueve miles de millones de dólares, y sin embargo su economía está poco estudiada", plantean los autores.
Por correo electrónico, Moskowitz contó a Clarín que los nuevos descubrimientos de la economía del deporte están siendo utilizados por apostadores profesionales e inclusive por entrenadores. "Bill Belichick, el coach de los New England Patriots, probablemente el técnico más exitoso de la última década, es un fanático de este tipo de estudios y los aplica en su estrategia de juego".
Uno de los "misterios" que trataron de resolver Moskowitz y Werthein tiene que ver con la denominada "ventaja de localía". Los equipos locales ganan el 54% de los partidos en las ligas mayores de baseball, el 60% en el cricket, el 63% en la liga premier de fútbol inglesa y el 69% en el basquet universitario estadounidense.
Los economistas recurrieron a las estadísticas para ir descartando hipótesis: no se encontró evidencia de que la hinchada "inspire" a los jugadores, ni de que las largas distancias de viaje perjudiquen a los equipos visitantes; ni de que tenga incidencia la "familiaridad" con el estadio propio.
La culpa de que los locales ganen más partidos es de los árbitros, que les otorgan penales con mayor frecuencia a estos equipos, sacan menos tarjetas sancionatorias a estos jugadores y tienden a adicionar más minutos de juego cuando los locales van perdiendo.
Por ejemplo, los minutos adicionales que el Manchester United, dirigido por sir Alex Ferguson, obtiene cuando juega en su casa y no va ganando, se conocen en la jerga futbolera inglesa como "fergie time".
Uno de los errores más notorios que nubla el sentido de justicia de los árbitros es el que se conoce como "sesgo de omisión": la hinchada tiene a ser mucho más crítica con aquellas "acciones equivocadas" que cometen los árbitros que con aquellas "omisiones equivocadas", a pesar de que las consecuencias sean igualmente decisivas en el resultado.
Por eso hay una tendencia a no cobrar los penales, o a no levantar el banderín por parte de los jueces de línea cuando se duda de un off side. El "siga, siga" ya tiene su demostración desde la economía del comportamiento. Y el "referí, referí, de la cancha no salís", su justificación econométrica.
Fuente: Clarin.
Los economistas no saben si las regulaciones bancarias podrán evitar una nueva megacrisis financiera, si la política monetaria sigue teniendo la validez de antaño o si la teoría de los fractales hirió de muerte a los pronósticos macroeconómicos. Pero hay algo que pueden afirmar con total seguridad: la culpa, como se suponía, es del árbitro.
La conclusión surge de "Scorecasting", un nuevo libro de economía del deporte publicado el mes pasado en los Estados Unidos, y que la crítica saludó como un "Freaknomics en clave deportiva". Los autores copiaron la estructura del best seller de economía extraña: un académico fanático de las estadísticas deportivas, Tobías Moskowitz; asociado a Jon Wertheim, periodista de Sports Illustrated.
"El deporte es una industria que mueve miles de millones de dólares, y sin embargo su economía está poco estudiada", plantean los autores.
Por correo electrónico, Moskowitz contó a Clarín que los nuevos descubrimientos de la economía del deporte están siendo utilizados por apostadores profesionales e inclusive por entrenadores. "Bill Belichick, el coach de los New England Patriots, probablemente el técnico más exitoso de la última década, es un fanático de este tipo de estudios y los aplica en su estrategia de juego".
Uno de los "misterios" que trataron de resolver Moskowitz y Werthein tiene que ver con la denominada "ventaja de localía". Los equipos locales ganan el 54% de los partidos en las ligas mayores de baseball, el 60% en el cricket, el 63% en la liga premier de fútbol inglesa y el 69% en el basquet universitario estadounidense.
Los economistas recurrieron a las estadísticas para ir descartando hipótesis: no se encontró evidencia de que la hinchada "inspire" a los jugadores, ni de que las largas distancias de viaje perjudiquen a los equipos visitantes; ni de que tenga incidencia la "familiaridad" con el estadio propio.
La culpa de que los locales ganen más partidos es de los árbitros, que les otorgan penales con mayor frecuencia a estos equipos, sacan menos tarjetas sancionatorias a estos jugadores y tienden a adicionar más minutos de juego cuando los locales van perdiendo.
Por ejemplo, los minutos adicionales que el Manchester United, dirigido por sir Alex Ferguson, obtiene cuando juega en su casa y no va ganando, se conocen en la jerga futbolera inglesa como "fergie time".
Uno de los errores más notorios que nubla el sentido de justicia de los árbitros es el que se conoce como "sesgo de omisión": la hinchada tiene a ser mucho más crítica con aquellas "acciones equivocadas" que cometen los árbitros que con aquellas "omisiones equivocadas", a pesar de que las consecuencias sean igualmente decisivas en el resultado.
Por eso hay una tendencia a no cobrar los penales, o a no levantar el banderín por parte de los jueces de línea cuando se duda de un off side. El "siga, siga" ya tiene su demostración desde la economía del comportamiento. Y el "referí, referí, de la cancha no salís", su justificación econométrica.
Fuente: Clarin.
gaby espinosa- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 11/04/2011
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