Banfield cortó la mala racha y Arsenal se complicó más

El juvenil Facundo Ferreyra marcó el único gol del partido. Arsenal acumula seis partidos sin éxitos

Ni se dio cuenta, ni se lo propuso, pero ahí está Banfield, en el pelotón de arriba, se ilusiona con la copa que entregará el Clausura que, parece, por ahora nadie se anima a seducir. Anoche tuvo en Facundo Ferreyra la carta de gol, esa credencial para llevarse los tres puntos. Y de yapa, cortó la racha de 4 partidos sin ganar en el torneo ¿Arsenal? Se complica en los promedios y acumula 6 sin éxitos.

El partido fue intenso, al cabo fue un poco mejor Banfield. Por juego e intenciones. Y por frescura, claro. Aunque, Arsenal, mezquino y todo, mereció más. Desde el inicio, Gómez (le tiró un caño exquisito a Esmerado) y De Souza, enhebraban un tejido de juego. Ancho y punzante. Quinteros era el dueño del ovillo. Y daba la puntada inicial a los ataques. Arsenal, prolijo y metódico, no se salía del molde: su línea de 5 defensores -que no achicaba hacia adelante- era una invitación al remate de afuera. Intentaron vulnerar Quinteros, Gómez, Achucarro y De Souza. Campestrini, sólido y rápido, les denegó el paso.

Pero, promediando la media hora, Arsenal se despabiló. Y emparejó la historia. Y astuto, le dio la pelota a Banfield y golpeó de contra. Restableció, en parte, la conexión con su tridente lejano: Leguizamón, Obolo y Alustiza. Bologna, con su GPS encendido, localizó el peligro, se ubicó y tapó tres pelotas clave. ¿La mejor? Fue a los 45 minutos, un mano a mano, a quemarropa, a Alustiza. No fue casualidad lo de Arsenal. Con Leguizamón hambriento y las subidas de Adrián González, ya había robustecido la anemia de juego. Y casi, casi, engorda el marcador.

Ya en el complemento, no pasaba mucho, nadie tomaba las riendas del partido y Arsenal, más ambicioso, -hace 10 que no gana como visitante- primereó al local. Leguizamón tomó la manija y Alustiza quiso abrir la puerta. Pero, errático, opacó todo por falta de claridad en la definición.

Quien no falló fue Ferrerya.

El juvenil, a los 18 minutos capitalizó un centro de De Souza, que dejó pasar Achucarro. Pisó el área, giro, derechazo y gol.

Chuky, quien casi había dormitado en el anochecer del Sur, gritó fuerte por segunda vez en el Clausura. Fue, de ahí en más, el terror de Arsenal. Avisó con un testazo y enloqueció al pibe Boggino. Banfield, ya en ventaja, se asentó, tocó más. Toledo fue por derecha. Y Pérez inquietó. La visita fue a buscar el golpe de gracia. Obolo iba al área: algo más que un alerta. Equivocamente se repitió en pelotazos. Era un buen recurso; lo agotaron. Alfaro, ni lerdo ni perezoso, puso a Caffa y complicó. Ya era tarde. Aún sonaba la melodía del recital de Sabina. Sí, el Florencio Sola, cantó victoria. ¡Y cómo!