Programa escolar antidroga

El programa que el Ministerio de Educación ha puesto en marcha con el propósito de prevenir el consumo de drogas ha originado observaciones de parte del obispo Jorge Lozano, que preside la Comisión Pastoral de Drogadependencia. El quid de la cuestión planteada se relaciona especialmente con un texto que se ha distribuido en las escuelas de gestión estatal a fin de alertar acerca del "consumo problemático de drogas". La razón de la crítica se ha centrado en primera instancia en el empleo de "un lenguaje ambiguo, en el que no se alcanza a decir qué pasa realmente cuando alguien se droga".

Prologado por el ministro de Educación, Alberto Sileoni, el texto, cuya autora es Graciela Pouze, señala desde un principio que en el conjunto de personas que consumen drogas sólo una minoría caerá en el riesgo de los consumos problemáticos, estado que se alcanza cuando la necesidad de la sustancia se vuelve compulsiva y el sujeto se vuelve dependiente de ella.

En el contenido del libro se analizan prejuicios y estereotipias mentales que oscurecen la comprensión adecuada del problema, que requiere partir de la definición dada por la Organización Mundial de la Salud (OMS): "Droga es toda sustancia que, poco después de ser incorporada al organismo, actúa sobre el sistema nervioso central y produce modificación en sus funciones".

En ese concepto de extensión amplia se alude tanto a las drogas consideradas legales -por ejemplo, las que son parte de los medicamentos- como las ilegales o prohibidas, es decir, las drogas psicotrópicas. La autora señala, también, que una y otra clase de drogas dan ocasión a superar la barrera del uso y alcanzar niveles de abuso y adicción.

En cierto modo, que el término "droga" sea el mismo en su empleo legal como ilegal y que pueda en uno y otro caso trascender al uso y convertirse en hábito enfermizo da pie para que se produzcan "deslizamientos de significados" que alteran la comprensión y pretenden justificar conductas.

La otra crítica formulada por el obispo Lozano se refiere a que en el texto comentado no se dice "lo que pasa realmente cuando alguien se droga". Es frecuente que los programas preventivos insistan en ese aspecto. No obstante esa omisión, es positivo el camino elegido por la autora, que culmina con la caracterización de los modelos de conceptualización de este problema. Entre ellos se destaca el modelo llamado "multidimensional", sustentado en el compromiso ético, la participación, la afirmación del sentido de la vida y la construcción de un proyecto personal, más educativo que preventivo, en el cual se fomenta la integración y se alienta el trabajo en red.
Fuente: La Nacion