Nadal, invencible

Campeón en Barcelona. Es el primer tenista en la era moderna en ganar dos torneos al menos seis veces.


Unico. Imbatible. Invencible. Rafael Nadal es el Terminator del polvo de ladrillo. Por eso al español David Ferrer no le quedó otra que apelar a la ironía y al humor después de la final perdida ayer ante su compatriota en el Abierto de Barcelona (1.995.000 euros): “Quería pedirte que el año que viene no vuelvas”. Las risas se desataron al mismo tiempo que la ovación para el número uno del mundo. El triunfo por 6-2 y 6-4 en el Conde de Godó ratificó el dominio del mallorquín sobre esta superficie.

Nadal, de 24 años, con 501 partidos ganados y 60 finales jugadas, conquistó en una hora y 49 minutos su 45° título. Y el 31° sobre polvo de ladrillo. A su vez, se convirtió en el primer tenista en la era moderna en ganar dos torneos en al menos seis ocasiones . La semana pasada había logrado su séptima copa en Montecarlo y ayer, su sexta en Barcelona.

“Ha sido el día que he jugado mejor desde que empezó la temporada de polvo de ladrillo y eso es una muy buena señal”, aseveró Nadal. “Pienso que esta semana en Barcelona la he jugado mejor que la pasada en Montecarlo. Acá me siento como en casa. Además, ganar el más histórico torneo de este país es más que un sueño”, apuntó.

Nadal aún está lejos del récord de Guillermo Vilas, quien sumó 45 títulos en polvo de ladrillo. Pero se convirtió en el segundo tenista más joven en alcanzar 45 coronas, ya que con 24 años, 10 meses y 20 días sólo es superado por el sueco Bjorn Borg, quien logró esa marca a los 23 años y 7 meses .

Sin embargo, prefiere no estancarse en lo hecho hasta aquí y mucho menos en las estadísticas. “Pensar en estas cosas es entrar en una espiral que no es positiva, porque te crees más bueno de lo que realmente eres y, para seguir ganando, sólo hay un secreto: seguir evolucionando y haciendo lo que te ha dado resultados”, afirmó.

Aunque Nadal sufrió tres quiebres de su servicio, tuvo el partido en todo momento bajo control, pues cuando mejor y más atrevido lucía Ferrer, el número uno sacaba su drive poderoso.

Tras perder con facilidad el primer set en 39 minutos, Ferrer fue más incisivo, subiendo a la red y, sobre todo, no errando varias voleas fáciles. Se repuso de un 0-2, tomó una ventaja parcial de 4-2, pero de pronto emergió el mejor Nadal, luego de superar dos pelotas que casi ubican a su rival con un lapidario 5-2, y se llevó el partido.

Esta era la quinta final entre Nadal y Ferrer. Las otras cuatro, dos de ellas en Barcelona, también habían caído del lado del manacorense. Y con este triunfo, el número uno volvió a morder la copa de este torneo, que llevaba su nombre desde 2005 y 2009 y que el año pasado cedió a Fernando Verdasco al renunciar, por lesión, a disputar el torneo.