Buscando un mañana

Pablo Dacal. El ex líder de la Orquesta de Salón debuta como solista con Fito Páez y Palo Pandolfo como invitados.

“EL PROGRESO” DACAL HIZO UN ÁLBUM CUYA MIRADA ES IRÓNICA, PERO ESPERANZADA.

El cantautor Pablo Dacal editó su primer CD, El Progreso . Se trata de una obra ambiciosa, entre el pop distinguido y el folk de salón, con una lista numerosa de sesionistas amigos: Juan Jacinto en batería, Sebastián Volco en guitarras; Ulises Conti en piano, Fernando Samalea en bandoneón y percusión. Es una obra conceptual, para hablar, desde la ironía, la esperanza y la fe política en la canción, sobre el progreso y su sinrazón. El mismo va a explicarlo.

Tras su larga sombra bajo el sol que corta Estación Primera Junta, en Caballito, Dacal va de negro hacia la entrevista. Una mano al cabello revuelto y cruza hasta el bar de la esquina, buscando su voz, quizá, más allá del ruido. Ya de cara al Mercado del Progreso -Rivadavia al cinco mil-, el trovador elige cerveza negra para detenerse. Para recordarse y seguir, luego de tantos años creativos en grupos (dos discos con la Orquesta de Salón, otros tantos detrás), de aquel pop elegante que siguió en el grupo Viajantes. Con varias estelas del folk, llegó a El Progreso , su disco nuevo, apenas solo. Y lo editó el sello español Ojo! Música (en Argentina, sale por Random): En 9 temas bajo la producción de Ezequiel Cutaia -y su instrumentación múltiple y digital-, Dacal condensa varios de sus desvelos como cantautor -moderno- en busca de calma, sonido atemporal e incluso gritos nuevos de alerta. “Luego de la Orquesta de Salón, me vi pensando distintas formas del concepto el progreso, y hacia dónde nos encaminamos como sociedad. Es como una breve obra conceptual sobre esa idea”, explica.

Con voz tanguera, incluso hablada, Dacal recorre aquí melodías entre sueños propios y anhelos colectivos, amores detenidos y, marca personal, mucha ironía en primera persona. “ El Progreso trae una mirada esperanzada. Hay imágenes sobre la era industrial desde una convicción anarco pero alucinada y psicodélica: perseguir un mejoramiento ante el caos”, confía. Desde este remanso “indie” sin exasperación, Dacal ilumina al hombre librado al consumo, nombra pesadillas por irradiación mediática o anécdotas de ruina -o resistencia generacional-, pero siempre con espacios para el humor. Así se ligan la Balada para un hombre alto , La respuesta , Intenso momento creativo , Mi voz y Desorientado , que trae letra de la poeta colombiana Tálata Rodríguez -su mujer- también autora de Nazarena , una vida en desgarro y moteles que él canta, condoliéndose, junto a Palo Pandolfo. Y en Lo que está sonando, con Fito Páez en voz, Moog y Piano Rhodes, desarma la lógica del mercado radial con -justamente- una melodía pegadiza, y culmina solicitando nuevas melodías -para todos- en Canción de hoy . “El disco concluye arriba, como buscando un mañana, un mundo que no termine”, dice.

Es crítica la labor del trovador, siente Dacal, viendo su reflejo negro de este lado del día cargado de ruidos, tensión: ¿Sintió dudas al tramar El Progreso lejos de la Orquesta de salón? “No sé. Es algo nuevo, si bien los temas profundizan mi tónica, lo que hago hace años”, dice: melodías sin estallido, íntimas, el sonido de cámara y la voz elevada sobre guitarras acústicas, eléctricas, órgano Hammond, bandoneón, contrabajo, vientos y colores afines, para nombrar, como en la canción Nada en la TV , males en reversa del progreso. “Ahí junté dos poemas de Pipo Lernoud. Me parece alucinante su voz poética, su tono preciso”.

Al rozar el borde frío del vaso, la espuma negra, Dacal sonríe: por El Progreso ahí delante, que va a presentar hoy en Samsung Studio (Pasaje 5 de Julio 444), y por la estela amplia de invitados en el disco, en diálogo con las inflexiones de su voz. “No siempre me conformó mi forma de cantar: fue todo un tema. Durante años dudé un poco, pero escuchar por ejemplo a Atahualpa Yupanqui me fue tranquilizando. Desde sus imperfecciones, uno progresa y va hacia delante”.