Cristina recibe a Moyano, tras la demostración de fuerza de la CGT

La reunión fue convocada por la Presidenta en el marco del nuevo llamado al “diálogo social”. Ocurre a tres días del acto de la 9 de Julio en el que el camionero volvió a meterle presión al Gobierno con demandas políticas y gremiales.


DEDOS EN V. EL CAMIONERO HUGO MOYANO, EL VIERNES, ENCABEZANDO EL ACTO DE LA CGT EN LA 9 DE JULIO.

Tras su multitudinario acto del viernes en la 9 de julio, en el que apoyó la reelección de la Presidenta al mismo tiempo que reiteró sus demandas políticas y gremiales, Hugo Moyano volverá a sentarse esta tarde frente a Cristina Kirchner en su despacho de la Casa Rosada.

La reunión fue convocada la semana pasada por la Presidenta junto a otra que tendrá lugar el miércoles con la nueva conducción de la Unión Industrial. El objetivo: relanzar una vez más el cien veces anunciado y nunca concretado Diálogo Social que incluya a trabajadores, empresarios y el Estado.

“Vamos a escuchar a la Presidenta que nos invitó, en un encuentro que esperamos sea a agenda abierta.

Nosotros siempre tenemos nuestros temas pendientes para conversar ”, le anticipó ayer a Clarín Omar Plaini, del gremio de Canillitas y muy cercano a Moyano.

El minué de acercamientos y distanciamientos sucesivos que bailan el camionero y la Presidenta sumó nuevos capítulos en los últimos días. En el acto del viernes por el Día del Trabajador, al que no asistió Cristina, Moyano apoyó su eventual candidatura para las presidenciales de octubre, pero al mismo tiempo insistió en el reclamo por lugares para sindicalistas en las boletas del PJ.

Se sabe que el anhelo máximo del jefe de la CGT sería colocar al diputado y abogado de la central obrera, Héctor Recalde, como compañero de fórmula de Cristina, y al líder sindical del CEAMSE, Jorge Mancini, como vice de Daniel Scioli en la Provincia. De mínima, pretende recuperar algo del 33% histórico que tuvo alguna vez la rama gremial en las boletas legislativas del peronismo.

A esos pedidos se suman reclamos que atañen a las obras sociales, como la liberación de reintegros retenidos por la Administración de Programas Especiales (APE) y una reforma que restrinja los traspasos a las prepagas médicas. También resurgió en las últimas semanas el proyecto de Recalde para la participación de los trabajadores en las ganancias empresarias, una idea que genera temores en los hombres de negocios y que es mirada de reojo por la Casa Rosada . Como telón de fondo, están las sospechas de Moyano de que el Gobierno dejó de cuidarle las espaldas en las investigaciones judiciales que lo involucran.

Mientras en la carpeta de la CGT se acumulan estas demandas, en el Gobierno preocupan otras cuestiones, como el aumento de la conflictividad gremial. El largo paro de los petroleros en Santa Cruz y el desafío de los bancarios que iniciaron una medida de fuerza a pesar de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo fueron las últimas señales preocupantes en Balcarce 50.

En uno de sus discursos, el miércoles pasado, la Presidenta pidió explícitamente un “replanteo” en el abordaje de los reclamos sindicales. La frase de que “la conflictividad no puede arruinarnos el modelo”, reveló su preocupación.

Fue entonces que Cristina decidió apurar una nueva convocatoria al Diálogo Social, un tema sobre el que ya había conversado con la cúpula de la CGT en el encuentro del 1° de abril, cuando les anunció el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.

El proyecto acompaña a Cristina casi desde el comienzo de su mandato. Primero, como “Acuerdo del Bicentenario”. Ya en 2009, se llevó a Madrid a gremialistas y empresarios para que observaran el modelo español antes de la creación de un “Consejo para el Diálogo Social” argentino. Juan Carlos Schmid y José Luís Lingeri, que trabajaron en aquel proyecto, volverán hoy con Moyano a la Rosada a la espera de que esta vez se concrete.