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Cómo se preparó el asalto comando a la casa donde se ocultaba Osama
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Cómo se preparó el asalto comando a la casa donde se ocultaba Osama
Demandó nueve meses de trabajo. Fue ensayado en marzo. Lo ejecutaron 69 marines.
BLANCO. LA TAPA DEL PROXIMO NUMERO DE LA REVISTA TIME ANTICIPADA AYER EN LA NEOYORQUINA TIMES SQUARE.
Durante años, la búsqueda de Osama Bin Laden no arrojó resultado. Luego, a fines de julio, paquistaníes que trabajaban para la CIA siguieron a un Suzuki blanco que recorría las calles de Peshawar y tomaron el número de la patente del auto. El hombre que iba al volante era el mensajero en quien más confiaba Bin Laden, y durante el mes siguiente agentes de la CIA lo siguieron por la zona central del país. Finalmente, dijeron funcionarios del gobierno, éste los guió hasta un enorme complejo ubicado al final de un largo camino de tierra y rodeado de altos cercos de seguridad en una aldea a 56 kilómetros de la capital paquistaní.
Ocho meses después, 69 comandos estadounidenses que se trasladaban en cuatro helicópteros descendieron una noche sin luna sobre el complejo. Se escucharon disparos. Un helicóptero no pudo despegar. Las autoridades paquistaníes, a las que sus aliados de Washington habían mantenido en la ignorancia, movilizaron fuerzas mientras los comandos estadounidenses se apresuraban a finalizar su misión e irse antes de una confrontación. De los cinco muertos, uno era un hombre alto, de barba, que tenía el rostro ensangrentado y una bala en la cabeza.
Un miembro del comando le sacó una foto y la mandó a analistas que la ingresaron en un programa de reconocimiento facial.
Así fue como llegó a su fin la más extensa, cara y exasperante de las cacerías humanas. El cadáver de Osama Bin Laden, el enemigo número uno de los Estados Unidos, fue cargado en un helicóptero para darle luego sepultura en el mar.
En un primer momento, los funcionarios de EE.UU.
se encontraban divididos respecto de si lanzar la operación, si esperar y seguir observando hasta estar seguros de que Bin Laden en verdad se encontraba en el lugar, o si optar por una opción menos arriesgada, como un bombardeo. Por último, el presidente Barack Obama decidió descartar un bombardeo porque podría provocar tantos daños que no se sabría con certeza la suerte de Bin Laden. Prefirió mandar comandos. Dos helicópteros seguirían a los dos helicópteros principales de ataque como refuerzo en caso de que hubiera problemas.
Un domingo por la tarde, mientras los helicópteros sobrevolaban territorio paquistaní, el presidente y sus asesores se reunieron en la Sala de Situaciones de la Casa Blanca para seguir el desarrollo de las operaciones. Guardaron silencio la mayor parte del tiempo.
El rostro de Obama parecía “de piedra”, dijo un colaborador . El vicepresidente Joe Biden pasaba las cuentas de su rosario. “Los minutos parecían días”, recordó John O. Brennan, el jefe de lucha contra el terrorismo de la Casa Blanca.
El nombre en clave de Bin Laden era “Geronimo”. El presidente y sus asesores veían al director de la CIA, Leon Panetta, que en una pantalla de video contaba desde la sede de la agencia, del otro lado del río Potomac, lo que pasaba en el lejano Paquistán.
“Llegaron al blanco”, dijo. Pasaron minutos. “Tenemos visual de Geronimo”, dijo. Unos minutos después: “Geronimo EKIA” (Enemy Killed In Action, Enemigo muerto en acción). Hubo un silencio en la Sala de Situaciones. Por fin, el presidente habló. “Lo tenemos.” Cuando después de semanas de vigilancia, el mensajero los llevó hasta el complejo de Abbottabad, los espías estadounidenses sintieron que estaban ante algo importante, tal vez el propio Bin Laden. Durante semanas, satélites espía tomaron detalladas fotografías y se trabajó para detectar toda comunicación procedente de la casa. No fue fácil: el complejo no tenía teléfono ni acceso a Internet.
El 22 de marzo el presidente les pidió a los asesores su opinión sobre las opciones. El ataque con helicóptero emergió como la mejor opción. El equipo de Navy Seals empezó a entrenarse, pero no se les dijo hasta más tarde quién sería su blanco.
El viernes, Obama tomó la decisión. El grupo comando partió de una base en Afganistán. En Paquistán era apenas pasada la medianoche. Cuando los dos primeros helicópteros disminuyeron la altura a la que volaban, los vecinos oyeron una explosión y disparos. Una mujer que vive a tres kilómetros dijo que había pensado que se trataba de un ataque terrorista. Su marido declaró que no tenía ni idea de que Bin Laden se ocultaba en la zona, que se caracteriza por su placidez y prosperidad. “Es lo más cerca que se puede estar de Gran Bretaña”, dijo el hombre haciendo referencia al lugar.
Luego del ataque, los comandos encontraron a Bin Laden en el tercer piso. Funcionarios señalaron que se había resistido antes de que le dispararan sobre el ojo izquierdo hacia el final de la operación de cuarenta minutos. El gobierno estadounidense dio pocos detalles sobre sus últimos momentos.
“La verdad es que no sé si recibió o no alguna ráfaga” , dijo Brennan. Los comandos también tuvieron sus problemas. Uno de los helicópteros no pudo despegar y, antes de dejarlo en malas manos, los hombres optaron por hacerlo explotar.
BLANCO. LA TAPA DEL PROXIMO NUMERO DE LA REVISTA TIME ANTICIPADA AYER EN LA NEOYORQUINA TIMES SQUARE.
Durante años, la búsqueda de Osama Bin Laden no arrojó resultado. Luego, a fines de julio, paquistaníes que trabajaban para la CIA siguieron a un Suzuki blanco que recorría las calles de Peshawar y tomaron el número de la patente del auto. El hombre que iba al volante era el mensajero en quien más confiaba Bin Laden, y durante el mes siguiente agentes de la CIA lo siguieron por la zona central del país. Finalmente, dijeron funcionarios del gobierno, éste los guió hasta un enorme complejo ubicado al final de un largo camino de tierra y rodeado de altos cercos de seguridad en una aldea a 56 kilómetros de la capital paquistaní.
Ocho meses después, 69 comandos estadounidenses que se trasladaban en cuatro helicópteros descendieron una noche sin luna sobre el complejo. Se escucharon disparos. Un helicóptero no pudo despegar. Las autoridades paquistaníes, a las que sus aliados de Washington habían mantenido en la ignorancia, movilizaron fuerzas mientras los comandos estadounidenses se apresuraban a finalizar su misión e irse antes de una confrontación. De los cinco muertos, uno era un hombre alto, de barba, que tenía el rostro ensangrentado y una bala en la cabeza.
Un miembro del comando le sacó una foto y la mandó a analistas que la ingresaron en un programa de reconocimiento facial.
Así fue como llegó a su fin la más extensa, cara y exasperante de las cacerías humanas. El cadáver de Osama Bin Laden, el enemigo número uno de los Estados Unidos, fue cargado en un helicóptero para darle luego sepultura en el mar.
En un primer momento, los funcionarios de EE.UU.
se encontraban divididos respecto de si lanzar la operación, si esperar y seguir observando hasta estar seguros de que Bin Laden en verdad se encontraba en el lugar, o si optar por una opción menos arriesgada, como un bombardeo. Por último, el presidente Barack Obama decidió descartar un bombardeo porque podría provocar tantos daños que no se sabría con certeza la suerte de Bin Laden. Prefirió mandar comandos. Dos helicópteros seguirían a los dos helicópteros principales de ataque como refuerzo en caso de que hubiera problemas.
Un domingo por la tarde, mientras los helicópteros sobrevolaban territorio paquistaní, el presidente y sus asesores se reunieron en la Sala de Situaciones de la Casa Blanca para seguir el desarrollo de las operaciones. Guardaron silencio la mayor parte del tiempo.
El rostro de Obama parecía “de piedra”, dijo un colaborador . El vicepresidente Joe Biden pasaba las cuentas de su rosario. “Los minutos parecían días”, recordó John O. Brennan, el jefe de lucha contra el terrorismo de la Casa Blanca.
El nombre en clave de Bin Laden era “Geronimo”. El presidente y sus asesores veían al director de la CIA, Leon Panetta, que en una pantalla de video contaba desde la sede de la agencia, del otro lado del río Potomac, lo que pasaba en el lejano Paquistán.
“Llegaron al blanco”, dijo. Pasaron minutos. “Tenemos visual de Geronimo”, dijo. Unos minutos después: “Geronimo EKIA” (Enemy Killed In Action, Enemigo muerto en acción). Hubo un silencio en la Sala de Situaciones. Por fin, el presidente habló. “Lo tenemos.” Cuando después de semanas de vigilancia, el mensajero los llevó hasta el complejo de Abbottabad, los espías estadounidenses sintieron que estaban ante algo importante, tal vez el propio Bin Laden. Durante semanas, satélites espía tomaron detalladas fotografías y se trabajó para detectar toda comunicación procedente de la casa. No fue fácil: el complejo no tenía teléfono ni acceso a Internet.
El 22 de marzo el presidente les pidió a los asesores su opinión sobre las opciones. El ataque con helicóptero emergió como la mejor opción. El equipo de Navy Seals empezó a entrenarse, pero no se les dijo hasta más tarde quién sería su blanco.
El viernes, Obama tomó la decisión. El grupo comando partió de una base en Afganistán. En Paquistán era apenas pasada la medianoche. Cuando los dos primeros helicópteros disminuyeron la altura a la que volaban, los vecinos oyeron una explosión y disparos. Una mujer que vive a tres kilómetros dijo que había pensado que se trataba de un ataque terrorista. Su marido declaró que no tenía ni idea de que Bin Laden se ocultaba en la zona, que se caracteriza por su placidez y prosperidad. “Es lo más cerca que se puede estar de Gran Bretaña”, dijo el hombre haciendo referencia al lugar.
Luego del ataque, los comandos encontraron a Bin Laden en el tercer piso. Funcionarios señalaron que se había resistido antes de que le dispararan sobre el ojo izquierdo hacia el final de la operación de cuarenta minutos. El gobierno estadounidense dio pocos detalles sobre sus últimos momentos.
“La verdad es que no sé si recibió o no alguna ráfaga” , dijo Brennan. Los comandos también tuvieron sus problemas. Uno de los helicópteros no pudo despegar y, antes de dejarlo en malas manos, los hombres optaron por hacerlo explotar.
maria rojas- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 05/04/2011
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