Sangriento atentado en un café lleno de turistas en Marruecos

Es el mítico Argana, en Marrakech. Un suicida se detonó en el negocio junto a las garrafas del horno. El desastre causó al menos 15 muertos y decenas de heridos. Aunque nadie se adjudicó el golpe, acusan a un grupo vinculado a Al Qaeda.

IMPACTO. EL CAFE ARGANA EN COMPLETO DESASTRE TRAS LA EXPLOSION. EN UN COSTADO, CUBIERTO CON UNA MANTA ROJA, EL CADAVER DE UNA VICTIMA.

Testigos aseguran que un hombre entró, se sentó en una mesa pegada a la cocina y pidió un jugo de naranja. El vaso lleno quedó en la mesa cuando el suicida comenzó a caminar hasta donde estaban las garrafas del horno. Después, todo estalló por los aires. Los vidrios reventaron y la terraza del mítico café “Argana” se derrumbó frente a centenares de turistas que caminaban al sol por la plaza Jemaa Al Fna, en pleno centro de Marrakech. Debajo de los escombros se contaban decenas de heridos y las cifras oficiales anunciaban al menos 15 muertos. Hasta anoche nadie se había adjudicado el atentado, pero fuentes del Ministerio del Interior de Marruecos ya señalaban a un grupo vinculado a Al Qaeda.

Los equipos de emergencia informaron que 11 de los muertos son extranjeros , entre ellos seis franceses y un inglés. Todos estaban comiendo en la planta alta, donde se produjo la detonación. También encontraron los cuerpos de tres empleados marroquíes del “Argana”.

Apenas ocurrido el atentado se creyó que había sido una fuga de gas, pero los sobrevivientes que fueron interpelados por policías y por la propia televisión describían a un sospechoso que entró al café como el autor del atentado. “ Un individuo entró y le pidió un jugo a uno de los mozos. Poco después se hizo estallar ”, confirmó un joven a la agencia de noticias AFP.

“Hemos encontrado clavos en uno de los cuerpos”, detalló un funcionario de Interior quien sugería que la bomba estaba compuesta de explosivos y pedazos de acero, que salieron disparados luego de la detonación.

A un costado del “Argana”, los bomberos atendían a las familias de los trabajadores del café, que iban llegando al lugar desesperados. “La planta de arriba voló por los aires. Allí trabajaba mi marido”, balbuceaba Yassin Buzidi, de 28 años, esposa de uno de los mozos muertos. “El dueño del café está gravemente herido y lo internaron en el hospital”, agregó la mujer.

“Estábamos caminando por los mercados, a la vuelta de la esquina del café “Argana”. Oímos una explosión gigantesca, y todo el mundo inmediatamente comenzó a correr hacia la plaza para ver qué pasaba”, explicó una turista alemana a la CNN , mientras que en la puerta del café la multitud se agolpaba sobre los improvisados cordones que formaban las fuerzas de seguridad y los grupos de socorristas.

En pocos minutos, por distintas cadenas de TV relacionaban al atacante con el AQMI, un grupo terrorista vinculado a los saudíes y además arriesgaban que había sido parte del grupo de presos políticos liberados por el rey Mohamed VI, luego de las movilizaciones del 20 de febrero y 20 de marzo . En esas protestas se reclamaba mayores libertades y que soltaran a varios grupos de detenidos.

La gran mayoría de esos indultados eran islamistas, algunos condenados en el marco del juicio contra una célula terrorista y otros condenados en juicios que organizaciones internacionales habían considerado injustos por falta de pruebas e imposibilidad de ejercer la defensa.

Este atentado es el más grave desde 2003 , cuando en la ciudad de Casablanca murieron unas 45 personas, en una cadena de ataques suicidas, que terminó con varios de los acusados condenados a muerte (ver aparte).

Marrakech es una ciudad turística, unos 350 kilómetros al sur de Rabat, la capital marroquí. Cientos de extranjeros pasan todos los días por la plaza Jamaa al Fna, convertida en el centro neurálgico de de la ciudad. Allí se mezclan con vendedores ambulantes, prestidigitadores y encantadores de serpientes, o se toman un refresco en alguna de las terrazas que rodean la plaza. Precisamente por ser una especie de teatro al aire libre Jamaa al Fna fue declarada Patrimonio de la Humanidad.

A pesar de que las revueltas en todo el mundo árabe han cambiado definitivamente el antiguo mapa político de la región , las manifestaciones en Marruecos no fueron violentas como en otros países y por el momento no consiguieron poner en jaque al rey Mohamed VI, quien tuvo que acceder a varias de las reformas que le exigían. Además, esta semana el gobierno de Marruecos dio un sorpresivo aumento de salarios y de prestaciones sociales en un claro intento de apagar las protestas políticas que empezaron el 20 de febrero, en sintonía con las revueltas en otros países árabes.