Buscar
Últimos temas
Julián Weich: "No tengo misterios"
2 participantes
Página 1 de 1.
Julián Weich: "No tengo misterios"
Entrevista. Hoy vuelve con “Justo a tiempo”. Por la pantalla de Telefe, pasa de la noche a la tarde, con juegos y look nuevos. Y con la discreción de siempre.
El pelo de Julián Weich. Ya no es ese pan dulce al que nos tenía acostumbrados: creció y creció hasta transformarse en un afro insólito. ¿ Justo a tiempo -que vuelve hoy a las 14, por Telefe -tendrá un juego nuevo en el que habrá que adivinar qué objeto esconde Weich en ese matorral? Parece que no hay que buscarle funcionalidad o simbología. No es un peinado “por el asco que da tu sociedad”; simplemente es pelo que siguió su curso natural. “No me lo corto desde el año pasado”, es la lógica explicación. En fin: por este camino nos enredamos; probemos hablar de conducción y conductores de TV.
Hay escuelas de teatro, de circo. ¿Por qué no de conductores? Porque se practica, no se puede estudiar. La conducción es muy personal: cada uno tiene su estilo. Yo soy parecido y diferente a todos.
O sea que no tuviste modelos.
Encontré un conductor en mí en la medida en que veía a otros conductores y no me gustaba lo que hacían. No tuve un modelo previo. Salió.
¿No hubo un modelo “positivo”? (Juan Carlos) Mareco. Era cálido, inteligente, informado, podía preguntar en serio, hacer chistes. El modelo negativo no lo voy a mencionar, pero es muy fácil encontrarlo. Si termina un juego y me da lo mismo si alguien ganó con trampa o no, eso habla de mí como conductor. Tengo que ver lo que ve la gente. Cuando escuchás que los comentaristas de fútbol dicen cosas que no pasan, te ponés de la cabeza. La habilidad de uno como conductor es ver la mano, decir “fue mano” y que todos la hayan visto.
Da la sensación de que el oficio de conductor es una segunda opción, algo que puede hacer tanto un actor desocupado como una modelo.
Conducir puede conducir cualquiera, el tema es que lo haga bien y a la gente le guste. Y que tenga algo interesante para conducir. A mí no me da lo mismo conducir cualquier programa. Si me decís “¿Querés conducir un noticiero?” digo que no, porque no me gusta. En cambio, un programa de entretenimientos, sí. ¿Cuál programa? Si me decís Gran hermano , no, porque no me gusta. Y no por ser un reality: conduje Expedición Robinson .
¿Y por qué no? Mi manera de opinar de los demás es haciendo la televisión que hago.
¿Conducirías ShowMatch? Es que no sería ShowMatch , sería el show de Julián Weich, otro programa. Yo conduzco programas que me gustaría ver. Me gusta que la gente los vea y me da orgullo hacerlos. Nada de lo que pasa en mis programas me da vergüenza.
¿Nunca dijiste “qué mal la estoy pasando”, a lo Gaudio? Un día, en El agujerito sin fin , dije “¡estamos ganando, estamos ganando!” y ese día se había muerto Gómez Fuentes. Yo no me había enterado y lo estaba imitando a él. Cuando volvimos del corte dije “perdón para los que entendieron”.
“Expedición Robinson” y “Sorpresa y media” eran lacrimógenos.
Sí, pero podría haber sido peor y nosotros no queríamos. La emoción era un objetivo del programa, pero no a cualquier costo. Tenía un límite. Cuando se escapó Falucho, una persona a la que íbamos a cumplirle un sueño, dejamos que se fuera. Un productor me dijo “te lo traigo de los pelos”. Y le dije que no.
¿Por qué siempre te reivindicás como “un actor que conduce”? Porque me formé como actor. A conducir no me enseñó nadie; a actuar me enseñaron todos. Los cursos que hice (actuación, clown, mimo...) me sirven para conducir. Son herramientas que te da el estudio.
¿No es como decir “ alguna vez voy a ser lo que realmente soy: actor”? No. Para mí actuar y conducir son trabajos. Hoy estoy trabajando de conductor. Mañana me llaman para hacer una publicidad de anteojos y soy modelo de anteojos. Es un trabajo. Hace tres años estuve en Por amor a vos y actué un mes. Un trabajo. En alguno tengo que estudiar letra, en otro tengo que estudiar reglamentos, pero son trabajos.
Si te hicieran una cámara oculta y te agarraran puteando, hablando de sexo o de política, sería tu fin.
No hablo de esos temas al aire. Y en la vida cotidiana soy muy mal hablado. Pero si digo “boludo” al aire, estoy avalando que un chico vaya al colegio y diga “hola boludo” porque me escuchó en la tele. Y no opino de política porque soy embajador de Unicef hace 20 años y Unicef es apolítica: pasan los gobiernos y sigue estando. Cuando voy a votar, no voto en blanco. Pero para mi tranquilidad tengo que mantener un perfil apolítico. Los que formamos opinión tenemos que tener cuidado con lo que decimos. Hay conductores que según el momento dicen “mi gran amigo éste, mi gran amigo el otro” y no les importa nada.
¿Trabajás en Unicef para subsanar culpas? Cuando empecé, fue para devolverle a la gente la plata que me estaban dando al elegirme. Me di cuenta de que la gente me escuchaba. Es una herramienta muy valorable; sería un desperdicio no usarla.
Está de moda tener fundaciones...
Es demasiada responsabilidad. Prefiero ayudar a los que ayudan: el concepto de Unicef. Mirá lo que pasó ahora con Agustín ( NdeR : se refiere a la colecta “Un milagro para Agustín” y el escándalo sexual en el que quedó involucrado el padre del chico). A mí me llaman para muchas cosas y yo digo que no, aunque quede mal. Ahora colaboré con la fundación Leo Messi, donde sé que hay gente que trabaja.
Una fundación puede servir para lavar la imagen o lavar impuestos.
Las fundaciones no te garantizan que trabajen bien. Hay gente que dona una computadora y sale en una foto: el objetivo es que digan “mirá qué bueno”. No me cierra.
La ONU también es un organismo bastante discutible.
Unicef no es infalible y perfecta. Pero trabaja de manera muy seria. Y la ayuda que da es para siempre. Educa a los que tienen posibilidades de ayudar para que ayuden mejor.
¿No es agotador ser simpático durante dos horas todos los días? Sí. Pero como el payaso, el trapecista o el actor que después de una función terminan transpirados, afónicos... Es el trabajo de animar. Nadie me dice “hacete el gracioso, caete, corré” , surge de mi forma de conducir. Si me dicen “hacé Justo a tiempo sentado en un sillón” no puedo.
¿Y mantener una imagen de padre de familia? No, porque soy así. Tengo una familia. No tengo guardaespaldas. La gente me ve corriendo por Palermo, en el cine, el supermercado, en bicicleta... No tengo misterios.
El pelo de Julián Weich. Ya no es ese pan dulce al que nos tenía acostumbrados: creció y creció hasta transformarse en un afro insólito. ¿ Justo a tiempo -que vuelve hoy a las 14, por Telefe -tendrá un juego nuevo en el que habrá que adivinar qué objeto esconde Weich en ese matorral? Parece que no hay que buscarle funcionalidad o simbología. No es un peinado “por el asco que da tu sociedad”; simplemente es pelo que siguió su curso natural. “No me lo corto desde el año pasado”, es la lógica explicación. En fin: por este camino nos enredamos; probemos hablar de conducción y conductores de TV.
Hay escuelas de teatro, de circo. ¿Por qué no de conductores? Porque se practica, no se puede estudiar. La conducción es muy personal: cada uno tiene su estilo. Yo soy parecido y diferente a todos.
O sea que no tuviste modelos.
Encontré un conductor en mí en la medida en que veía a otros conductores y no me gustaba lo que hacían. No tuve un modelo previo. Salió.
¿No hubo un modelo “positivo”? (Juan Carlos) Mareco. Era cálido, inteligente, informado, podía preguntar en serio, hacer chistes. El modelo negativo no lo voy a mencionar, pero es muy fácil encontrarlo. Si termina un juego y me da lo mismo si alguien ganó con trampa o no, eso habla de mí como conductor. Tengo que ver lo que ve la gente. Cuando escuchás que los comentaristas de fútbol dicen cosas que no pasan, te ponés de la cabeza. La habilidad de uno como conductor es ver la mano, decir “fue mano” y que todos la hayan visto.
Da la sensación de que el oficio de conductor es una segunda opción, algo que puede hacer tanto un actor desocupado como una modelo.
Conducir puede conducir cualquiera, el tema es que lo haga bien y a la gente le guste. Y que tenga algo interesante para conducir. A mí no me da lo mismo conducir cualquier programa. Si me decís “¿Querés conducir un noticiero?” digo que no, porque no me gusta. En cambio, un programa de entretenimientos, sí. ¿Cuál programa? Si me decís Gran hermano , no, porque no me gusta. Y no por ser un reality: conduje Expedición Robinson .
¿Y por qué no? Mi manera de opinar de los demás es haciendo la televisión que hago.
¿Conducirías ShowMatch? Es que no sería ShowMatch , sería el show de Julián Weich, otro programa. Yo conduzco programas que me gustaría ver. Me gusta que la gente los vea y me da orgullo hacerlos. Nada de lo que pasa en mis programas me da vergüenza.
¿Nunca dijiste “qué mal la estoy pasando”, a lo Gaudio? Un día, en El agujerito sin fin , dije “¡estamos ganando, estamos ganando!” y ese día se había muerto Gómez Fuentes. Yo no me había enterado y lo estaba imitando a él. Cuando volvimos del corte dije “perdón para los que entendieron”.
“Expedición Robinson” y “Sorpresa y media” eran lacrimógenos.
Sí, pero podría haber sido peor y nosotros no queríamos. La emoción era un objetivo del programa, pero no a cualquier costo. Tenía un límite. Cuando se escapó Falucho, una persona a la que íbamos a cumplirle un sueño, dejamos que se fuera. Un productor me dijo “te lo traigo de los pelos”. Y le dije que no.
¿Por qué siempre te reivindicás como “un actor que conduce”? Porque me formé como actor. A conducir no me enseñó nadie; a actuar me enseñaron todos. Los cursos que hice (actuación, clown, mimo...) me sirven para conducir. Son herramientas que te da el estudio.
¿No es como decir “ alguna vez voy a ser lo que realmente soy: actor”? No. Para mí actuar y conducir son trabajos. Hoy estoy trabajando de conductor. Mañana me llaman para hacer una publicidad de anteojos y soy modelo de anteojos. Es un trabajo. Hace tres años estuve en Por amor a vos y actué un mes. Un trabajo. En alguno tengo que estudiar letra, en otro tengo que estudiar reglamentos, pero son trabajos.
Si te hicieran una cámara oculta y te agarraran puteando, hablando de sexo o de política, sería tu fin.
No hablo de esos temas al aire. Y en la vida cotidiana soy muy mal hablado. Pero si digo “boludo” al aire, estoy avalando que un chico vaya al colegio y diga “hola boludo” porque me escuchó en la tele. Y no opino de política porque soy embajador de Unicef hace 20 años y Unicef es apolítica: pasan los gobiernos y sigue estando. Cuando voy a votar, no voto en blanco. Pero para mi tranquilidad tengo que mantener un perfil apolítico. Los que formamos opinión tenemos que tener cuidado con lo que decimos. Hay conductores que según el momento dicen “mi gran amigo éste, mi gran amigo el otro” y no les importa nada.
¿Trabajás en Unicef para subsanar culpas? Cuando empecé, fue para devolverle a la gente la plata que me estaban dando al elegirme. Me di cuenta de que la gente me escuchaba. Es una herramienta muy valorable; sería un desperdicio no usarla.
Está de moda tener fundaciones...
Es demasiada responsabilidad. Prefiero ayudar a los que ayudan: el concepto de Unicef. Mirá lo que pasó ahora con Agustín ( NdeR : se refiere a la colecta “Un milagro para Agustín” y el escándalo sexual en el que quedó involucrado el padre del chico). A mí me llaman para muchas cosas y yo digo que no, aunque quede mal. Ahora colaboré con la fundación Leo Messi, donde sé que hay gente que trabaja.
Una fundación puede servir para lavar la imagen o lavar impuestos.
Las fundaciones no te garantizan que trabajen bien. Hay gente que dona una computadora y sale en una foto: el objetivo es que digan “mirá qué bueno”. No me cierra.
La ONU también es un organismo bastante discutible.
Unicef no es infalible y perfecta. Pero trabaja de manera muy seria. Y la ayuda que da es para siempre. Educa a los que tienen posibilidades de ayudar para que ayuden mejor.
¿No es agotador ser simpático durante dos horas todos los días? Sí. Pero como el payaso, el trapecista o el actor que después de una función terminan transpirados, afónicos... Es el trabajo de animar. Nadie me dice “hacete el gracioso, caete, corré” , surge de mi forma de conducir. Si me dicen “hacé Justo a tiempo sentado en un sillón” no puedo.
¿Y mantener una imagen de padre de familia? No, porque soy así. Tengo una familia. No tengo guardaespaldas. La gente me ve corriendo por Palermo, en el cine, el supermercado, en bicicleta... No tengo misterios.
roxana juarez- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 12/04/2011
Re: Julián Weich: "No tengo misterios"
me encanto el pelo.. como creceeeee.. enserio parece afro.. jejeje
estrella cari- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 12/04/2011
Temas similares
» Planeta Redondo Vida y misterios de Wembley
» “Sólo tengo dolor...”
» "Soy calentón, tengo que aprender a no reaccionar"
» Basile: "Tengo muchas ganas de dirigir, me gusta la adrenalina"
» “Sólo tengo dolor...”
» "Soy calentón, tengo que aprender a no reaccionar"
» Basile: "Tengo muchas ganas de dirigir, me gusta la adrenalina"
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
15th Mayo 2012, 8:18 pm por loopser
» Lanzan un original sistema constructivo de viviendas
15th Mayo 2012, 7:55 pm por loopser
» Las cenizas llegaron San Martín de Los Andes
6th Junio 2011, 1:26 pm por jose avila
» VESTIDOS HECHOS DE QUESO
6th Junio 2011, 12:21 pm por masajuliana
» Nacho Viale: “No le deseo a nadie pasar por algo semejante”
6th Junio 2011, 12:18 pm por sabrinaconte11
» 30 años de HIV en el mundo
6th Junio 2011, 12:13 pm por claudioneli
» Por la nube de cenizas, en el Sur no hay vuelos ni clases
6th Junio 2011, 12:13 pm por paula soria
» El deportista con mejor actitud que vi
6th Junio 2011, 12:09 pm por florchica
» SERGIO SCHOKLENDER SALE A ACLARAR LAS COSAS
3rd Junio 2011, 5:46 pm por exetorneroli