Maggie Gelblung: Parecida, pero diferente...

Modelo y notera de C5N, a los 24 años ya trabajó con su padre Chiche, pero renunció. Suscribe la frase “Que la verdad no te arruine una buena nota”, y dijo no a “Bailando por un sueño”

Que la verdad no te arruine una buena nota. La frase atribuida a Samuel “Chiche” Gelblung se revalida en boca de su hija Maggie (Magdalena). Modelo y notera de C5N, comulga, aunque con sus diferencias, con la filosofía periodística paterna: “La frase es acertada. Yo creo que se puede manosear levemente la realidad para tener un buen producto. De hecho, el marketing es eso”, esgrime con una convicción bien aprendida en casa. Y sabe titular su propia entrevista: “El estilo Gelblung es un periodismo salvaje y picante”.


Bonita y de modales suaves, lee a Françoise Sagan, porta cierto glamour parisino y elige dar notas en un bar en el que las dulces baladas francesas parecen acariciar el aire. Podría camuflarse como europea y, sin embargo, su origen está en el Abasto, adonde se crió, con cierto peso de su apellido. “Me molestaba que pararan a mi papá y le dijeran cosas. O que los niños fueran crueles conmigo. Pero lo trabajé con el psicólogo, soy muy pro-psicoanálisis”, se suelta. “El explotó con el caso Coppola y caía mal a muchos. Cuando uno se destaca, por algún lado te dan”.


A los 24 años, en su incipiente salida del “cascarón” hacia los medios, supo decirle no a Ideas del Sur para sumarse a Bailando por un sueño (ShowMatch, El Trece). Sin haber estudiado periodismo, prefirió hacerse un hueco en el oficio. “Siento que no es el momento para ShowMatch. No me gusta el juego mediático, tiene una carga negativa. Si se agarran con vos, quedás devastado. A Marcelo Tinelli lo respeto, pero creo que su programa es una oportunidad buenísima sólo para los que quieren formar parte del espectáculo”, argumenta. De algún modo, ella ya forma parte de ese mundo: se encarga de las entrevistas del rubro en C5N.


Hija menor del matrimonio de Gelblung con Cristina Seoane (tienen tres hijos), la muñeca brava que supo cultivar un estilo punk, sobresalió sin ayuda paterna. A los 14 años la vieron caminar por la playa y la invitaron a ser modelo. Accedió, hizo alarde de sus ojos azules en comerciales, pero la suerte no la acompañó hasta la puerta de Pol-ka, donde intentó castings. Había estudiado teatro con Nora Moseinco, pero entonces decidió un viraje a la filosofía. El giro continuó con intentos de estudio de diseño de indumentaria, escenografía y vestuario, hasta que la frase “Encontrarás tu destino en el camino que tomaste para evitarlo” se hizo carne en ella.


Cuando apenas medía un metro, les decía a los productores del viejo Canal 9 que sería periodista. Acostumbraba a visitar a “Chiche” y lo esperaba hasta quedarse dormida detrás de los decorados del programa Memoria. La profesión la terminó uniendo en sociedad a ese hombre que sometía a sus invitados al detector de mentiras. “Trabajé en su portal Edición 10 y fue subiendo escalones hasta meterme en la productora. Tengo una relación pasional con mi viejo. Siempre fui contestataria y él me decía ‘Callate, sos mi empleada’. No podía haber armonía”, asegura. “Una vez tuve que hacer una nota con la muerte de Romina Yan y no lo pude soportar. Me resultaba angustioso porque ella había sido ícono de mi infancia. Yo era una productora junior, no podía decir que no. Al poco tiempo renuncié”.

¿Cuáles son tus límites? ¿Qué los diferencia?


Somos muy distintos aunque tenemos aspectos de personalidad similares. Mi papá es como lo ves. Hay cosas exacerbadas por la tele, pero es esencialmente así. No hace un personaje.

¿Cuál sería la escuela Gelblung?


Un periodismo salvaje, picante y de mucha creatividad y horas de trabajo y esfuerzo. De estar muy atento a lo que ocurra, con los radares prendidos. Pero abordamos las cosas de manera distinta. Y respecto a la frase “Que la verdad no te arruine una buena nota”, creo que vino por algo que él fue a buscar y se habían llevado media hora antes (los pescados en una nota sobre contaminación. Supuestamente luego compró algunos para hacer la famosa fotografía). En una situación así, me parece perfecto. Eso no es generar una mentira.

Fuente: Clarin Espectaculos.